Nacido en la localidad sevillana de las Cabezas de San Juan en 1.882 , fue militar de profesión y apasionado de las artes y de la escultura, en la que se inició como estudiante de la mano de Benlliure, Querol, Llimona y Coullaut Valera.
Poco a poco va formándose como escultor y participando en las diferentes Exposiciones de Bellas Artes, tan frecuentes a principios del siglo XX, consiguiendo en algunas de ellas ciertas distinciones y galardones.
Manuel Delgado Bracqenbury no es un autor muy conocido ni estudiado, pues tiene una obra muy escasa. Los especialistas en el panorama escultórico de principios de siglo XX ven su obra dentro de la forma general academicista con ciertos rasgos modernistas e historicistas imperante en la época; de manera que no hace aportaciones relevantes en la estatuaria de su tiempo.
Sí suele sonar más su nombre ligado a la Exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla durante 1.929. El evento supuso su irrupción en la ciudad, afrontando un nivel de encargos similar al de otros escultores que ya gozaban de reconocimiento, como por ejemplo, Lorenzo Coullaut Valera o José Lafita.
En el contexto de la Exposición Iberoamericana ganó el primer concurso para la decoración del Palacio de Bellas Artes, realizando los grupos de La Ciencia y el Trabajo (Glorieta de Covadonga) y las figuras alegóricas de la Cerámica, la Escultura, la Arquitectura y la Historia, que finalizó en 1.919.
El Trabajo.

La ciencia
También fue elegido en el concurso para la ornamentación de la Plaza de América, esculpiendo en piedra cinco “Victorias aladas”, cuya composición recuerda bastante a las figuras de la Fuente de las Cuatro Estaciones. En 1.917 se le encarga la Fuente de los Leones situada en el Parque de María Luisa y en 1.924 es uno de los escultores que trabajan en el conjunto de la Plaza de los Conquistadores, correspondiéndole la ejecución de Hernán Cortés y Rodrigo de Triana.

“Victorias aladas”. Plaza de América.
Entre 1.928 y 1.929 trabaja en sus dos obras más famosas: la Fuente de Hispalis (Puerta de Jerez) y la Fuente de las Cuatro Estaciones, donde plasma las líneas generales en las que se movió su producción artística: sentido clasicista propio del academicismo, gusto por lo anecdótico, historicismo en cuanto al recurso de elementos y formas barrocas en la ornamentación, modernismo en el tratamiento naturalista, más que realista, de la figuración…

Fuente de Hispalis, Sevilla
Merece la pena destacar dentro de su producción la imagen del Cristo Yacente tallada en mármol blanco para la tumba de Juan Vázquez (Cementerio de San Fernando de Sevilla). También merece una reseña su labor como restaurador, pues a instancias de Marqués de la Granja, intervino la escultura gótica de Nuestra Señora de la Hiniesta Gloriosa, despojándola de los añadidos que le habían sido aplicados con el fin de transformarla en imagen de vestir.

Cristo Yacente tumba de Juan Vázquez