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El promotor ya solicitó licencia para levantar un supermercado en la finca, que fue vetado, y ahora culminará su rehabilitación y proyectará un museo
MARÍA JOSÉ GUZMÁN – SEVILLA
La Comisión Local de Patrimonio ha concedido hace unos días a los actuales dueños de la Real Venta de Antequera, en el barrio de Bellavista, la licencia de obras solicitada para terminar de rehabilitar esta emblemática finca orientada desde los años 20 al ocio y al mundo del toro.
El proyecto, presentado el pasado mes de julio y que ha sido ahora aprobado, contempla dos fases de trabajos: una para conservar y mantener las instalaciones, que han sido remozadas por los propietarios en los últimos meses, y otra que supone una reforma parcial. El objetivo de esta intervención es que la finca recupere la imagen original que tenía en 1929, periodo de máximo apogeo, y también sus usos, pues esta venta ha estado vinculada al ocio y al mundo el toro y el flamenco. La intención de esta reforma es convertir este enclave en un lugar para celebraciones de todo tipo, congresos y también conciertos. Además, está en proyecto la apertura de un museo taurino, intervención que se dejará para el final de la reforma.
Hace un par de años que la sociedad Arrendaluza, que gestiona esta propiedad, solicitó al Ayuntamiento de Sevilla luz verde para hacer unas reformas en la finca, que está protegida en su totalidad. La operación iba a consistir en destruir las edificaciones que actualmente existen en la zona de los corrales de ganado con la intención de levantar en ese lugar una superficie destinada a usos terciarios, en concreto, un supermercado. De hecho, en su día trascendieron las negociaciones con la empresa Aldi, lo que suscitó cierta polémica en el barrio con los partidarios de conservar esta finca histórica.
Para ello, el entonces propietario, el ya fallecido ganadero Gabriel Rojas, presentó para su tramitación un estudio de detalle, tal y como exige el Plan General de Sevilla, para la ordenación de la parcela y para indicar los posibles usos que se materializarían en la misma. El suelo donde se ubica la venta está calificado como de interés público y socio-cultural de carácter privado y cuenta con un nivel de protección C que impide la transformación del conjunto de edificaciones, la fachada, elementos característicos de la misma, composición interior, la cubierta, los cerramientos y los jardines. La Real Venta de Antequera consta de 15.000 metros cuadrados de jardines y otros espacios y hasta 11 pabellones con superficies de hasta 600 metros cuadrados, así como los corrales y una plaza de toros. Sólo el supermercado proyectado pretendía ocupar una superficie de 6.500 metros, incluido un amplio aparcamiento.
No obstante, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, dependiente de la Junta de Andalucía, tumbó este proyecto pues, aunque el cambio se reducía a la zona de corrales, la finca se considera de carácter unitario y no segregable.
En las últimas cuatro décadas este emblemático establecimiento ha estado en manos de la familia de Gabriel Rojas y desde principios de los años 90 ha sido explotado por varias empresa de restauración en régimen de alquiler. De hecho, hasta 2009 fue lugar de celebraciones. Ahora el proyecto que desde hace unos meses barajan los nuevos propietarios, los herederos de Gabriel Rojas, es revitalizar el lugar y recuperar su puesto como escenario de eventos de todo tipo con un aliciente más: devolver a la venta el esplendor de sus pabellones y el aire taurino y flamenco que tuvo en sus orígenes.
Según confirmaron a este periódico fuentes de la empresa, la finca ha acogido ya algunos eventos relacionados con el mundo del toro y la ganadería. Uno de sus retos es que el ganado vuelva a exponerse en sus corrales antes de la faena en la Real Mastranza, según se publicita incluso en un blog sobre el negocio, y abrirse al mundo de los espectáculos, que podrían tener cabida en el coso o los jardines, con capacidad para 600 personas. El objetivo más inmediato será culminar la restauración de la fachada, así como de algunos de sus salones como el denominado Maestranza, el mayor de los seis de los que consta la venta.
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